Qué emocionante es volver a la La Tasca de Altamar y ver que se mantiene casi inalterable
Qué emocionante es volver después de muchos años a un lugar tradicional que se mantiene casi inalterable. Puedes culpar a la nostalgia, a esa imagen de la niñez que aparece y se conecta sin mediadores con tus emociones, pero para salirse de la habitual subjetividad de nuestro oficio, y totalmente despojado de esa saudade, puedo decir que revisitar La Tasca de Altamar que cumple 41 años de vida, fue retroceder en el tiempo hacia esa felicidad desbordante y siempre dispuesta al asombro.
Revivir esos sabores profundos, con personalidad, y esas raciones generosas, contundentes, golosas, estimulantes.
Todo funciona: desde el ágil servicio, bien instruido, pasando por los vinos disponibles hasta lo que llega a la mesa: tiernos Locos Mayo, carnosos y suaves; sus Machas Bourguignon (una receta que resalta la macha solo con mantequilla, ajo y hierbas); los Choritos Endiablados, una increíble forma de compartir sin etiquetas ni protocolos; o los Pulpos Pilpil, recargados de sabor.
Con todo, La Tasca de Altamar es un sitio para volver y volver. Y acuñar en sus mesas más recuerdos para todas las generaciones que vienen, que seguro serán muchas.
TXT: Daniel Greve, septiembre 2023