Cocido Madrileño, el imperdible guiso de invierno de La Bodeguita de Cristóbal
Hay platos que no admiten medias tintas: o se los honra en su profundidad o se los reduce a una caricatura. El cocido madrileño es uno de ellos. No es una sopa cualquiera ni una suma de ingredientes hervidos al azar. Es un rito popular y urbano, forjado en el frío y en la lentitud del caldero, donde cada elemento tiene su lugar y su sentido. Una tradición española que se defiende como una bandera de sustancia: densa, sabrosa, sin miedo a la grasa ni a la abundancia.
Con tres carnes —pollo en tuto, cerdo (que puede incluir chorizo, costilla o tocino) y vacuno en cortes enjundiosos como el osobuco—, aquí el cocido se cocina junto a garbanzos generosos y verduras humildes como apio, zanahoria, cebolla, ajo y pimentón. La cocción prolongada da como resultado un caldo concentrado, profundo, cargado de esa sabiduría culinaria que transforma lo sencillo en algo memorable.
La tradición manda servirlo en dos tiempos. Primero, el caldo claro con fideos cabello de ángel añadidos justo antes de servir: un consomé reconfortante, de esos que reponen cuerpo y espíritu. Luego viene el clímax: las carnes, los garbanzos y las verduras, presentados juntos en un plato patacheo, robusto, generoso, de orgullo ancestral.
En Santiago, pocos se atreven con esta “cazuela madrileña”. Por eso tiene mérito lo que ofrece La Bodeguita de Cristóbal, donde el cocido madrileño se prepara con rigor, fondo y respeto. Una versión local, sí, pero fiel al espíritu ibérico: ese que exige tiempo, cuchara y apetito.
El Cocido Madrileño de La Bodeguita de Cristóbal
Primer tiempo: el caldo con fideos cabello de ángel
Segundo tiempo: las carnes, los garbanzos y las verduras
TXT y FOTOS: Alejandro Mery L. / junio 2025