Variados y decorados espacios para vivir la noche
Gracielo Bar se jacta de tener una de las mejores puestas en escena del sector con una casona estilo mediterránea de tres pisos, decorados salones, envidiables terrazas y agradable rooftop, que arreglando algunos detalles, podría convertirse en un lugar de ensueño.
La hermosa casona declarada como monumento nacional y que perteneció al expresidente Carlos Ibáñez del Campo en la convergencia de Cirujano Guzmán con General Flores albergó restaurantes como Casa Garla, Eskendereya, Cadaqués y Dalou.
La propuesta gastronómica de Gracielo apuesta por lo estético decorando las mesas y el ambiente con sus montajes, pero luego de probar opciones como su Estiloso Tártaro de res o sus Camarones y Fritos, vemos que necesitan trabajar en algunos conceptos de sus preparaciones para lograr platos más apetitosos y equilibrados. Su Generoso Tataki de atún y el postre Manjarate son de mejor resultado mostrando el camino a seguir.
La coctelería siempre ha jugado un rol protagónico en Gracielo, donde encontramos algunos éxitos recomendados que ya son parte estable de la carta como el Rosalía y el Tshewen Tshewen. Por otra parte, encontramos experimentos en nuevas coctelerías de autor que llegan con sus altos y bajos.
Gracielo Bar es un glamoroso, romántico y ondero destino que desataca por sus ambientes y terrazas, un spot ya con historia en el sector de Providencia - M. Montt.
TXT: Alejandro Mery L. / junio 2024
Uno de los cócteles que se mantienen en Gracielo, y obviamente es necesario que siga ahi. Cóctel fresco, buen nivel de alcohol, bien botánico, tiene un amargor delicado. Uno de los recomendados del lugar.
TXT y FOTO: Coni Larrondo ©2024-06
Este cóctel también es de los que se mantienen, tiene una onda de sangría, ya que contiene vino pero también es un cóctel cítrico y no tan dulce. Puedes ver que en las mesas vecinas siempre hay una copa de Rosalía.
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Johnnie Walker Blonde mezclado con syrup de romero, licor de naranja, miel y limón. Un cóctel cálido, un poco ahumado y con esa carga alcohólica que uno espera.
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Le falta un poco de intensidad en sabor para que sea un gran mocktail, ya que contiene pomelo, limón, syrup simple y tónica.
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Un ejemplo de coctelería tiki, si te gusta ese estilo, este es tu cóctel. Dulce pero agradable, la horchata apoya muy bien a los demás ingredientes.
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Gyosas de las mismas Gyosas en simétrico montaje, en este caso de las buenas, rellenas de cerdo sabroso, pero algo seca y también secas en su entorno. Son buenas, pero con más salsa quedarían mejor.
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Un buen hummus marcado con personalidad asiática, coronado con golosos salteados de champiñones, pimentones, brócoli y cebolla que le aporta su sazón. Acompañado de un buen, pero incómodo pan de masa madre y decorado con unos brotes de berros que no aportan mucho.
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Interesante montaje que logra un refinado, sabroso y apropiado tártaro de vacuno, pero de un perfil muy alimonado que nos hace pensar en nuestro clásico crudo chileno. El pan de campo que lo acompaña es lindo, pero duro e incómodo, mejor le quedarían unas delgadas tostadas.
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Una entrada que tiene problemas de enunciado (se llama Camarones y Fritos) y dificultades mecánicas para comerlos, pero dando vuelta la hoja, nos encontramos con unos sabrosos camarones de exterior muy crocante, montados sobre un pan consistente de soberano grosor y terminados con una rica salsa que si aporta.
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De buena porción, cortes sabrosos de atún macerado y con leve picor, montados sobre una acertada cama de hojas verdes y acompañado con unos botones de puré de camote y de emulsión de cilantro que complementan con acierto el plato.
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